miércoles, 29 de diciembre de 2010

CONQUISTA DE LANZAROTE

En el año 1402 un barón normando, Juan de Bethencourt, acompañado de Gadifer de la Salle,lugarteniente suyo, de los capellanes Juan de Verrier y Pedro Bontier y un pequeño número de soldados, arriban a Lanzarote también acompañados de los intérpretes indígenas Isabel y Fernando que habían sido capturados en años anteriores. Al desembarcar, los isleños se escondieron en las montañas.
Se llamaba esta isla Titeroygatra y la gobernaba un sólo rey que se llamaba Guadarfía.
Habiendo desembarcado los europeos, se acercaron los naturales de Lanzarote, con muestras de respeto y admiración. Hablaron de amistad, y el rey en vista de los saqueos que su isla había sufrido en los últimos años les concedio permiso para permanecer en la isla y construir un castillo, poniendo toda su gente a disposicion de Juan de Bethencourt. Esto se puede decir que fue un pacto de amistad por parte de Guadarfía.
Una vez instalados en Lanzarote, hicieron un reconocimiento a Fuerteventura, mientras Bethencoourt se fue a España a buscar refuerzos para continuar la conquista, ya que és ta estaba al servicio de la corona española.
Durante la ausencia de Bethencourt ocurrieron graves incidentes. Mientras Gadifer se encontraba en el islote de Lobos cogiendo lobos marinos, hubo una rebelión encabezada por Bertín  de Bernaval,que despues de capturar algunos indígenas para venderlos como esclavos, huyó a España en una nave, tras dejar a Gadifer sin Barco por lo que casi se muere de sed. Debido a este suceso, los lanzaroteños se sublevaron y mataron algunos europeos, refugiándose el resto en el fuerte.
Gadifer queriendo vengar la muerte de los suyos, aceptó la propùesta del indígena Atchen de que le diría donde se encontraba el rey para que lo apresara y así coger este la corona. Así lo hicieron soltando a los prisioneros y dejando al rey encarcelado. Atchen ataca a los europeos, pero Guadarfía se pudo escapar de la cárcel  e hizo quemar vivo a Atchen. A este hecho le sucedieron fuertes luchas encarnizadas y Gadifer pensó en matar a todos los indigenas, respetando solamente a los niños y mujeres, pero los  capellanes lo evitaron apresurandose a enseñarles la religión y bautizandolos aunque fueron reducidos como exclavos. Asi quedó la isla sometida, la cual, a la llegada de Bethencourt, contaba con unos trescientos hombres de guerra. Cuadarfía se entregó voluntariamente con unos pocos hombres que le obedecían y después de ser bautizado, le dejaron libre con tierras al igual  que otros indígenas.

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