Para constituir el matrimonio bastaba con la conformidad de ambos consortes y para deshacerlo era suficiente que cualquiera de ellos lo deseara; el único inconveniente era que los hijos de dicho matrimonio
eran considerados ilegítimos y no los del nuevo matrimonio.
Según Abreu Galindo "los canarios no se casaban más que con una mujer, ni tampoco es cierto que a las preñadas metieran en templos , ni que después de parir, estuviesen apartadas de sus maridos y que tuviesen facultad de comprar esclava para satisfacer y apaciguar el apetito... porque en estas islas no sabían que cosa eran las esclavas.
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